Acabo de descubrirla. Cineasta estructuralista, video artista, mail artista, papel artista, escultura, multimedia artista y performer, además de novelista, historiadora y cuentista. Murió joven, con 33, un violador hizo lo propio y luego la mató a base de palos. Al poco tiempo editaron su Dictee, un pastiche de imágenes visuales, fragmentos de historia y de historias, meditaciones í­ntimas y caligrafí­as varias de su puño y letra. Por lo visto, yo no lo vi, no tiene ni pies ni cabeza, y por ello consigue poner en cuestión todo el sentido de lo narrado, de la narración tanto autobiográfica como histórica al uso. Impone, ese es el quid, la duda frente a cualquier otro texto coherente y con sentido con el que uno se tope.
Lo que si es cierto es que podemos aprovechar para pensar qué esperamos al abrir un libro en el que se habla de la historia de, ¿nos enfrentamos a él igual que a una historia de ficción o creemos todo lo que dice como cargado de razón y enjundia? ¿esperamos un principio, un en medio y un final? Obviamente todas las presentaciones tiene sus limitaciones y su carga ideológica. Los textos de Cha ponen en cuestión los temas de etnicidad, raza y género y por ende, la misma identidad. Una coreana-americana que se ha de enfrentar a su partición identataria, de entrada, y la misma partición de su paí­s de origen, Corea, para continuar, y su identidad como artista, cineasta, escritora, mujer. Theresa se enfrenta a tal hiper fragmentación urgando en su intimidad y en su imaginación para transformarse y expresarse. También se adelanta a la multiplicidad de identidades de sus lectores a quienes incorpora llamándoles “distant relatives”. La cuestión sería, primero encontrar el libro, luego tratar de urgar, indagar y husmear en nosotros, para contra una historia, otra, llena de fragmentos y de imaginación.
Antes de conseguirlo creo que comenzaré a reinventarme poliedricamente fascinante. Lo que espero es que no me batan a palos por esto de desdoblarme en quintúples y sextúples personalidades.

Acabo de descubrirla. Cineasta estructuralista, video artista, mail artista, papel artista, escultura, multimedia artista y performer, además de novelista, historiadora y cuentista. Murió joven, con 33, un violador hizo lo propio y luego la mató a base de palos. Al poco tiempo editaron su Dictee, un pastiche de imágenes visuales, fragmentos de historia y de historias, meditaciones í­ntimas y caligrafí­as varias de su puño y letra. Por lo visto, yo no lo vi, no tiene ni pies ni cabeza, y por ello consigue poner en cuestión todo el sentido de lo narrado, de la narración tanto autobiográfica como histórica al uso. Impone, ese es el quid, la duda frente a cualquier otro texto coherente y con sentido con el que uno se tope.

Lo que si es cierto es que podemos aprovechar para pensar qué esperamos al abrir un libro en el que se habla de la historia de, ¿nos enfrentamos a él igual que a una historia de ficción o creemos todo lo que dice como cargado de razón y enjundia? ¿esperamos un principio, un en medio y un final? Obviamente todas las presentaciones tiene sus limitaciones y su carga ideológica. Los textos de Cha ponen en cuestión los temas de etnicidad, raza y género y por ende, la misma identidad. Una coreana-americana que se ha de enfrentar a su partición identataria, de entrada, y la misma partición de su paí­s de origen, Corea, para continuar, y su identidad como artista, cineasta, escritora, mujer. Theresa se enfrenta a tal hiper fragmentación urgando en su intimidad y en su imaginación para transformarse y expresarse. También se adelanta a la multiplicidad de identidades de sus lectores a quienes incorpora llamándoles “distant relatives”. La cuestión sería, primero encontrar el libro, luego tratar de urgar, indagar y husmear en nosotros, para contra una historia, otra, llena de fragmentos y de imaginación.

Antes de conseguirlo creo que comenzaré a reinventarme poliedricamente fascinante. Lo que espero es que no me batan a palos por esto de desdoblarme en quintúples y sextúples personalidades.