Música para Camaleones. El black album de la sostenibilidad cultural.

Editorial: Trànsit Projectes. Barcelona-Madrid. 2012. ISBN: 978-84-615-9060-5. Varios Autores.

Capítulo de Gloria G. Durán: Extravagantes rumbos no sendereados.

(…) Cuando me preguntaron cómo había localizado a “mis informantes” dije que de modo más o menos azaroso. Viejos amigos. Nuevos conocidos. Artistas encontrados en algún concurso nacional de jóvenes talentos.

Sarah Thornton dice algo parecido, yendo un poco más allá, dice que su “observación participante” incluye: experiencias de primera mano, cuidadosa observación (de horas y horas), escucha atenta, charlas ocasionales incluso banales, paseos casuales, encuentros fortuitos, posibilidades abiertas, oídos parabólicos, descubrimientos azarosos, presentaciones inesperadas, hallazgos maravillosos.

A todo esto le debe añadir interrogatorios en profundidad, y el análisis de detalles textuales o visuales y documentos y textos teóricos clave.
La observación participante es para la antropóloga inglesa una formalización autoconsciente de los métodos naturalizados por los cuales normalmente aprendemos. Al cabo no es más que intentar ser como niños sin que se nos escape ni un solo detalle, ósea, ser lo contrario a lo que son los niños. Tal y como escribiera Walter Benjamin en Dirección única, la infancia tiene un gran potencial revolucionario. Los niños no se limitan a imitar el mundo de los adultos, argumentará, sino que hacen nuevas composiciones a base de palabras prestadas, creando así nuevos mundos mientras juegan. Emplean los fragmentos y los desperdicios de la sociedad y así, no imitan tanto el mundo de los adultos al juntar, en los artefactos que producen para jugar, materiales de un tipo muy diferente en unas nuevas relaciones intuitivas (…)