Esto no es más que una intuición. Y probablemente sea una tonterí­a pero cuando tengo una intuición no quiero que se me escape. Y le voy a dar una forma textual, pero no olviden queridos amigos que es una forma bocetesca, osea que voy a tirar barro así­ a pegotes como quien dice que luego ya le daremos forma al asunto, si lo merece, sino pues se quedará cual está.

Lo primero, adjunto aquí­ un artí­culo de David Harvey, “The Right to the City” que es el que me dió la corazonada.

Righttothecity

reclaimEl artí­culo arranca con la Haussmannización de Parí­s que fue en torno, o arranco más bien, la década de los años 40 del siglo XIX en lo que, entonces, era la capital cultural del mundo civilizado, París. La Hausmanización parecía dar solución a muchos de los problemas urbaní­sticos de la ciudad. Expulsó a muchos vecinos de sus lugares para lograr una ciudad grande de inmensas avenidas, casitas con balcón. Genero la imagen del perfecto burgués orgulloso de serlo que pagaba mucho dinero, porque lo tenía, por una vida urbana confortable, socializada, limpia e higiénica. En fin, en principio pareció que Haussmann iba a solucionar los problemas y además iba a cambiar la cara de París para siempre. Lo segundo lo logró claro está, lo primero no.

Luego, siguiendo l anarración a borbotones las revoluciones burguesas que marcaron todo el XIX, las llamaremos mejor burguesas utópicas: la del 32 (Los Miserables) y la del 48.

Rebelií³n junio 1832, Parí­sLa revuelta del 48 fue el resultado del sur-plus; sur-plus de trabajadores, sur-plus de capital y sur-plus de utopía. Como apunta Harvey en el artículo: “La crisis del 48 afecto de modo particular a París… Como resultado hubo una revolución frustrada de los trabajadores desempleados y aquellos burgueses utópicos que creí­an que la república sería el antí­doto contra la soberbia y la desigualdad capitalista que habí­a caracterizado la monarquía de julio”. El resultado fue que Napoleón Bonaparte se proclamó emperador en el 1853 y las cosas fueron de mal en peor. Napoleón se dedicó a invertir este sur-plus en infraestructuras, entre las cuales se encargó, en una segunda oleada, de la re estructuración de París.

Durante 15 años la cosa avanzó, la ciudad cambió y los ciudadanos también, se “inventó” en cierto modo una nueva “persona urbana” (la correcta o previsible). París se hizo el centro del turismo, del consumo, del lujo, del arte, de las grandes exposiciones. Como si toda esta exageración fuera capaz de engullir ese excedente y hacer que la máquina continuase sin fisuras. La espiral de deuda crackeó en el 1868, y la Comuna llegó, con un aire de cierta nostalgia de un París de callejuela y barro que Haussmann habí­a hecho desaparecer. A la Comuna de París habríamos de prestar mucha más atención. El mejor recuento de la Comuna, o al menos uno de los mejores, está en el el libro de Raunig, La Revolución Transversal en el largo siglo XX. (adjunto aquí­ un artículo tradicido por Marcelo Espósito: trad_raunig_revolucionesmoleculares).

1848_revolutionLa Comuna de París inauguró, además, la forma de oposición que hasta hoy se da en la izquierda: por una parte los marxistas, más conformes con cierta burocratización de los procesos, la corriente jacobina más pro centralización, y los otros, los seguidores de Proudhon, con una visión más descentralizada y anarquista. aquí­ empezó la gran utopía, la comuna pareció que iba  a conseguir algo de verdad, y el gran drama multiplicado por dos. Porque no solo habí­a desacuerdos irreconciliables en el seno de la izquierda, del gobierno ciudadano autogestionario, sino que el gobierno provisional que regreso tras 60 dí­as no pestañeo en reprimir a la Comuna y tras un mes de asaltos remató la faena con la Semana Sangrienta en la que murieron 30.000 personas.

La cuestión es que tenemos un abanico de fechas, desde la renovación urbaní­stica en torno a los 40 hacia la revuelta social en torno a los 70, luego, claro, las vanguardias ya a finales de siglo XIX y arranque del XX.

Y llega el siglo XX vuelve el concepto de sur-plus, excedente o superavit. Luego Mosses que recupera la figura de Haussmann. Las décadas aproximadas con un siglo de diferencia, las ciudades, antes París, ahora Nueva York, una ciudad donde todo es prácticidad. Mosses comenzó a pensar a lo grande, como Haussmann, cambio la escala y con la re estructuración de NY y de las demás áreas metropolitanas absorbió el superavit. En este tiempo, además, se liberó el crédito para financiar, a base de deuda, la expansión urbana. Como Harvey nos explica, jugó un papel importante en la estabiblización de la economía tras la segunda guerra mundial.

Ahora, como antes, estas transformaciones cambiaron el modo de ser de la gente y también la socialización entre esta misma gente.

Aquí­ merecería la pena recoradrr las “Kitchen Conversations”, pues el final de los 40 y los 50 se caracterizaron por cierto orgullo americano en el diseño de cocinas. también hay que recordar, en este punto, al pelí­cula Mon Oncle, que creo yo resume a la perfeccción estos dos posibles modelos de vida

kitchen conversationsMon Oncle_Cristian Santandreu (3)

Con el tiempo comenzó la crisis porque el sistema inventado era demasiado exigente para los espacios y los tiempos, para los procesos de amortización de los productos. Para la rentabilización de las infraestructuras. En suma una vez más la supuesta panacea se vino abajo y de nuevo los movimientos sociales, el civil rights movement, los black panthers, las feministas, los antibelicistas… todos comenzaron a reclamar un cambio. Y fue precisamente al arrancar la década de los 70. Los cambios polí­ticos, los reclamos al menos, y los cambios estéticos. Los artistas que eran activistas y viceversa. además los artistas que siendo activistas podían hacer su arte en ese hacer. Courbet, que trabajo mucho en la comuna no puedo hacer lo mismo… (pero esto es otra historia).

EStas revuelats, en el plano urbaní­stico, abogaban por una urbanidad más a la Jane Jacobs:

moses_jacobs  jane jacobs--muerte y vida de la sciudades