Pensar apasionadamente. Así­ se llama esto que arriba aparece. Y, la verdad, aun ni lo he podido ver pues lo acabo de buscar tras ver la película de Hannah Arendt. Salí­ triste, y, no he leí­do ni una sola crítica, pero, salí­ muy conmovida. Casi llorando. Pero sin el casi.

Me pareció que defender tus ideas se torna una labor solitaria y desgarradora. Y para que mentir, el discurso en el aula en autodefensa de su perspectiva a la hora de escribir su artículo me ha parecido emocionante, ¿efectista?, tal vez, pero apasionante. Sin duda nos diferenciamos precisamente por nuestra capacidad de pensar, y cuan complejo es desarrollar esta capacidad. Heidegger, en otro momento de la pelí­cula se lo dice. Es el momento en el que ella le pide que la enseñe a pensar, y él, le dice, de modo rotundo, aunque un tanto paternal, “señorita, pensar es un asunto muy muy solitario”. Y si que lo es. Solitario y árido. Luego el pensamiento hay que volcarlo en palabras y esas palabras, las palabras, todas las palabras, son engañosas. La comunicación es imposible, que decía Girondo, y de veras lo creo, lo es, es imposible. Solo cuando el pensamiento se cultiva y está estructurado es uno capaz de comunicar, lo malo es que esa comunicación resulta tan compleja que hay que dedicar escuelas enteras y vidas enteras a intentar comprender algo, o cuento menos, y de modo más humilde, intentar interpretar algo de lo que se quiso decir al poner unas palabras junto a otras.

Resulta muy emocionante como ella busca la construcción de cada frase. Resulta emocionante y duro a un tiempo como se malinterpretan sus palabras, o la unión de las palabras por ella elegidas. la vida de una pensadora es solitaria. Dura. Por eso, me temo, nunca podré ser una pensadora, no tengo ni esa fortaleza, ni la soberbia necesaria ni la seguridad en mi misma. Ella si la tuvo vaya si la tuvo, de hecho ver la pelí­cula y luego ver a la verdadera Hannah es toda una lección. La verdadera es poderosa en su imagen y sobretodo en su modo contundente de hablar:

Tengo rachas melancólicas que sólo la reflexión consigue extirparme.

Pero depende de lo que vaya a pensar lo hará en alemán o en inglés, si piensa temas filosóficos dice hacerlo mejor en alemán pues larga es la tradición filosófica alemana, pero si piensa en polí­tica lo hará en inglés o incluso en francés pues, afirma estas lenguas mejor dotadas a la hora de pensar “polí­ticamente”.

Pero, dice su biógrafa, ser una apátrida, como ella lo fue desde 1937 hasta 1951, le quita a una la capacidad de tener un sustento político desde el que pensar.

Veremos el documento entero impresionados por semejante mujer.