Tras el nombre múltiple Gila hay un objetivo clave: atacar al corazón del sistema a través de acciones cargadas de humor y cansinismo.

Dicen que una tarde de un soleado día del año 1918, en pleno agosto, Joannes Baader proclamó a viva voz en la catedral de Berlín “¡Cristo es un salchicha!”. Sus amigos, cofrades del Consejo Universal Dadá, Hausmann, Grosz y los hermanos Herzfeld, pensaron que esa acción podría ser el origen de Cristo y Cía. S.L., una cofradía que, cuenta Haussmann en el Courier Dadá de 1958, arrancó cuando él mismo le dijo a Baader: “Desde hoy serás presidente de Cristo y Cía. S.L. y te encargarás de reclutar nuevos socios”.

Poco más se cuenta de este primitivo nombre múltiple dentro de la heroica vanguardia. Claro que mucho antes la historia nos había dado a Espartaco y su “yo soy Espartaco”. Aunque entre Gila y Espartaco hay un pequeño matiz diferencial porque una cosa es planificar y darse al arte operacional de la guerra y otra bien distinta ser Espartaco cuando uno está ya entre la espada y la pared. Tal y como están las cosas, y sin descartar que antes o después nos toque ser espartacos, por el momento, seamos Gila y desgastemos al enemigo para que sea él el que quede entre la espada y la pared.

Ahora bien, entre uno y otro, entre Espartaco y Gila, estuvieron Klaos Oldanburg, que aspiraba a ser “todo el mundo” y, por supuesto, los Artistas Anarco Punks de la ochentona generación positiva, quienes esperaban que todas las bandas se llamasen White Colors y que todas las revistas se llamasen Smile. Fueron ellos quienes además redactaron un manifiesto, al más puro estilo vanguardista, en el que, por fin, se dio nombre al nombre y se le llamó Nombre Múltiple. La idea de la generación positiva era trabajar bajo esa noción. Diluirse en un nombre múltiple. Así llegó también Montsy Cantsin, un proyecto éste que despegó de tal manera que al final ya nadie tenía idea de quién arrancó la idea de ser todos Montsy Cantsin.

Ya en los ‘90, exactamente en 1994, Vittore Baroni y otros tantos colegas de orígenes más difusos inventaron un nuevo ser al que llamaron Luther Blissett. Luego escribieron el Manual de Guerrilla de la Comunicación y arrancaron sus orquestadas maniobras. Blissett era un jugador de fútbol, un tipo cualquiera realmente con pocas, o ninguna, características que definieran la acción de los infinitos Blissetts. Para estos Luther el enemigo era la industria cultural y el plan, para su operacional arte, duraría cinco años. Su objetivo: hacer nacer un nuevo “héroe folk” y acabar de una vez por todas con el artista, el anti artista y demás aledaños.

Y ya hace bien poquito, exactamente en lo que Gila llamó la primavera valenciana, un policía inspirado tuvo a bien tachar a los adolescentes que reclamaban sus derechos en los institutos de “enemigos”, un enemigo éste al que, claro está, “había que conocer”. Ese fue un momento inspirador y de ahí al nacimiento de Gila mediaron tan solo unos días y unas tantas letras compartidas en un chat casual: “¿Está el enemigo?… que se ponga”.

Luego Gila fue creciendo y fue definiendo su personalidad. Gila es infinito y pese a que su identidad, obviamente, es múltiple, su personalidad es única y especial. Le gusta el cocido y de mascota tiene un erizo, le van las cosas de su barrio, prefiere las porras fritas a las otras, pero lo que más le gusta es ser cansino, cansino, cansino. Gila tiene millones de ideas para acabar con ese escurridizo enemigo al que tanto le cuesta ponerse al teléfono. Gila planifica, organiza, decide y ejecuta haciendo un puente entre lo estratégico y lo táctico para conseguir dar donde más duele.

El pasado jueves, la gente (todos los Gila del mundo unidos) dieron un toque a Bankia. Primero fueron los foros, luego la herramienta para localizar a tus cuates en la acción táctica, para diseñarla y definirla. Luego ser cansinos. El enemigo comienza a estar acorralado y sólo le queda su gran “Plan de contingencia”, como reza la web del sindicato UGT de Bankia, plan este enmarcado en el más amplio, y delirante, Protocolo de Actuación frente a Situaciones de Violencia Externa. La línea de acción principal es “actuar pacientemente ante situaciones que pudieran derivar en enfrentamientos”. Ahora queda, como le quedaba a los dadás, convencer a todo el mundo, a todo, de hacerse Gila y que todos los Gila se hagan más y más y más cansinos explotando el poder revolucionario de la multiplicada acción que provoca una risilla, un jijijijjiji, para ver si de una vez por todas el enemigo pierde la paciencia y se decide a hacer lo que hace mucho rato ya habría de haber hecho: paralizar los desahucios, aprobar la dación en pago y el alquiler social, devolver las preferentes y abrir una auditoría ciudadana de la deuda. Que el Robin Hood disfuncional este (esa banca que roba a los pobres para enriquecer más a los ricos) devuelva al pueblo lo que es del pueblo.

 

14 mayo 2013 Diagonal