Hoy es domingo, domingo 4 de noviembre de 2012.

Suelo arrancar así­ mis poemas desesperados, aun soy una romántica y sigo escribiendo poemas desesperados que nadie leerá. Imagino que son para aclarar mi cabeza. Suelo encabezarlos, los artículos, no mi cuerpo, con una hora exacta, porque da la casualidad que casi siempre, o siempre, los escribo a altas horas de la madrugada, cuando no puedo dormir y creo que escribiendo poemas desesperados acabaré, paradójicamente, riéndome de mi misma y quitando plomo a las derivas mentales que me quitan el sueño. Al cabo el pensamiento no es más que pensamiento, los miedos, los fantasmas, las ansiedades no son, realmente, nada. Si las materializas pierden solidez.

Pero esto no es, son las 2 de la tarde, un poema desesperado. esto es un somero recuento de lo que ha sido mi vida durante el tiempo en el que no he escrito. Y la verdad, no se bien que ha sido. Un lí­o monumental, una intoxicación de antibióticos, unas tantas casuales y clásicas broncas, unos paseos agotadores en bicicleta, unos llantos sin fuste, unas nadadas magní­ficas. Me he armado y desarmado a ritmo regular. Durante el simposio trabaje muchí­simo y aun no he terminado. Con los chicos big mac hemos maquetado ya nuestro librito que saldrá en un par de semanas. Con Tais hemos avanzado muchí­simo nuestro trabajo que presentaremos en Barcelona el día 10 en el congreso de Antropologí­a y Conflicto Urbano. Y bueno, sigo angustiada con mi pobreza de real decreto, y con el atascamiento lavapiesesco. He concertado unas tantas citas, con Zuloark y con Pakman, y debo aun llamar a otros tantos. También hablé con Tomaso, voy a tutorizar su trabajo en el master, nuestro master CCCD, que sigue su camino y va muy bien, aunque aun no he sacado rato para asistir a una clase completa. Ayer fui a Pradillo y vi a los Marquerie, y me alegró y vi una obra que me parecí­ un horror y no me alegré, pero pensé. El otro día vi una pelí­cula, polaca, rara, y no me gustó. Ayer me empollé todo esto de Felix Baumgartner y la estratosfera y la nube de tensión y me gustó. Y ah, me he incorporado a la mesa ciudadana de Proyectos ciudadanos de gestión de lo público, mesa esta que, por el momento, y mientras no elaboremos nuestro propio material, nos insta a consultar esto como inspiración, y esto es “Vací­os Urbanos autogestionados“, de todo por la praxis.

No obstante, como esto no es más que un ataque de ejercicios de calentamiento para ponerme ya a escribir diré que si busco una ilustración para estos días de no escritura he de poner a mi madre. Solo tengo dos fotos familiares en casa, dos. Una es mi madre en los 50 elegantí­sima cruzando un puente, La Pasarela, de Murcia. La otra, la que pongo arriba, es mi madre con mis dos hermanos. El más rubio, José Luís, es el mayor y cumplió este último agosto nada más y nada menos que 60 años. Me encanta mirar esa foto. Es muy pequeñita y está sobre el microondas. Creo que lo que más me gusta es escuchar como suena el micro y como, mientras suena, me quedo tonta mirando, como mecida por la mini estridencia, la imagen que es parte de mi, pero que no me pertenece. Me parce increíble mirar a mi alrededor e imaginar la vida al día en esa casa en la que mis dos hermanos se criaron.

Y quizá este compendio de estridencia eléctrica cotidiana e imagen de la antigua y apacible burguesí­a me recuerda unas palabras que, por cierto, voy a usar para arrancar lo que ahora me dispongo a escribir, el texto para la presentación del sábado, nuestros: “Ingenios para Trocar la Vida: Oráculo Manual. Habitar, Fornicar, Llegar, Alimentarse, Trocar”.
Dice así­:

Yo, como artista, creo que la división entre lo verbal y lo visual es pura ficción, y en esto entra mi nueva definición de arte: un campo en el que se pueden explorar órdenes alternativos, donde no se está sujeto a ningún orden preestablecido. Entonces, si mi visión es buscar estos otros órdenes, me importa poco si uso sonidos, colores, palabras, movimientos, ejércitos o lo que sea, me importa un comino mientras encuentre órdenes alternativos.

Conferencia de Luis Camnitzer, “Pensamiento crí­tico del que hacer artí­stico”.”