Watteau y la honnêteté, para empezar
La tendencia de los primeros filósofos modernos como Kant, Christian Wolff, y David Hume para describir la experiencia estética como una forma de comunicación era consistente con el role jugado por el arte en la cultura del siglo XVIII. Las pí¬nturas rococó servirán como telón de fondo para la vida social de los salones y estudios (drawing-rooms) … los pintores y los arquitectos de paisajes compartían un vocabulario simbólico con sus patronos. Los objetos y los ambientes que creaban facilitaban los intercambios (las conversaciones, los encuentros sociales), básicos para la vida de una, sin duda elitista, comunidad de espectadores. Y aunque aun preservaran cierta dimensión ceremonial y performativa de ciertas prácticas artísticas tempranas diseñadas para animar y reverenciar (como por ejemplo las pinturas de corte o las litúrgicas), estas nuevas obras le daban forma a tal performance en una interacción pedagógica con un final mucho más abierto.
En su trabajo Watteau’s PintedConversations, MaryVidal pone en cuestión la creencia de que las obras de Watteau no sean serias, que no serán más que el producto frívolo de una aristocracia en decadencia. Sus pinturas de fiestas y otros encuentros representan más bien una cultura del dialogo y la conversación muy desarrollada en la que las mujeres siempre jugaran un muy importante papel. Describirán un espacio inusualmente igualitario donde el poder civilizador de la conversación y un modo informal, e improvisado, de aprender, serían valorados por encima de las brutalizantesexpresividades de la riqueza y el dinero. Estos intercambios serán siempre gobernados por una ética discursiva. „No puede haber ninguna tiranía en la conversación“, como Madelaine de Scudéry escribirá en Conversations sur divers sujets (1680). „permitamos que todo el mundo tenga su parte y tenga también su derecho a la palabra“. Las pinturas no pretenderán otra cosa que catalizar y reflejar estos diálogos igualitarios. Como escribe Vidal, Watteau „diseñaba sus pinturas para provocar respuestas tanto verbales como visuales del espectador en modos que son análogos a los intercambios corteses de los aristócratas conversantes que ellos mismos representan. . . .
Conversation Pieces, Grant H. Kester, 2004