La extinción de todo deseo y todo compromiso
Viví en un cuartucho del barrio Native de Tánger… No hice absolutamente nada. Podía mirar la punta de mi zapato durante ocho horas. Si un amigo venía a visitarme -y raramente lo hacían- me quedaba allí sin importarme quien había invadido mi campo de visión y sin importarme cuando salía de allí. Si hubiera muerto en ese momento me hubiera quedado allá mirando la punta de mi zapato esperando a hurgar en sus bolsillos.
¿No harías tú lo mismo?
Burroughs, El Almuerzo Desnudo