Eileen Joy: Elizabeth Freeman Erotohistoriography
„Packing History, Count(er)ing Generations“, Elizabeth Freeman
[New Literary History 31 (2000): 727-44]
Idea: „un „drag“ temporal, „una historia de la „jouissance historicista“, la fricción de cuerpos muertos con otros vivos, construcciones obsoletas sobre otras emergentes“ (p.66)
Las subjetividades sagradas leídas como aquellas constituidas por ese „drag temporal“ en el que el cuerpo de los santos registra, en palabras de Freeman „en sus mismas superficies la co-presencia de muchos acontecimientos históricamente específicos, movimientos y placeres colectivos“ y de este modo, „articulan … una suerte de temporalidad transitiva“ (p. 27)
Los santos serían, en su propio tiempo, tal y como dirá Elizabeth Freeman, „modernos“ y también serían „queers“, una suerte de „queermoderns“, quienes se dejaran arrastrar por la resaca de la historia de Jesucristo, o por la de otros mártires que sufrirán con el único objetivo de representar una performance „camp“ o „drag“ de tal sufrimiento, así llegaran tanto a una paradójica negación aderezada con cierta plenitud del ser „de otro lugar“, „de otro tiempo“ (el pasado o el futuro como repeticiones o diferencias)
Como Virginia Burrus ha escrito en relación a la antigüedad tardía, la hagiografía es „el lugar de un eroticismo exuberante“ – un eroticismo, más aun, que señala profundas reservas tanto de dolor como de placer -podría discutirse (como lo hace Burrus) que las narrativas sacras tanto de la antigüedad (late antique) como del primer medievo formulan un ars erotica que „no antecede sino que resiste efectivamente y evade la scientia sexualis que, por otra parte, emerge (derivativamente) en la antigüedad tardía y finalmente culmina en la producción de un moderno, régimen occidental de „sexualidad“ (The Sex Lives of saints: An Erotics of Ancient Hagiography, pp. 1, 3).
La cuestión será: ¿está el eroticismo más próximo a la teología que a ninguna otra cosa? (Burrus parece decir que, efectivamente, así es), o más importante, es que problematiza varias cuestiones:
1) este sagradamente exuberante eroticismo (que también es, en su puesta en escena a veces sadomasoquista, un conjunto de counterpleasures, „contraplaceres“), ¿se enraizaría en un tipo de violencia ética?, o
2) ¿abre los cuerpos hacia unas relaciones más afectivas y utópicas con otros cuerpos en el y, a través del, tiempo?
[Eileen Joy sospecha que hace ambas cosas, en tiempos y en lugares diferentes, y los lugares y tiempos en cuestión -que se relacionarían igualmente con cuestiones de escritura y de lectura – siempre serán importantes en la determinación de nuestras respuestas)
Como comenzar a entender lo camp a lo Pierre&Gilles y muchas otras cosas….
Figure 1. Dominique-Louis-Féréal Papety, The Temptation of Saint Hilarion (1843)