Contar lo que hacemos, hacer lo que contamos, !Qué aburrimiento!
Contar lo que hacemos, hacer lo que contamos, !Qué aburrimiento! Catálogo Residencias Artísticas Injuve 2018. Editorial: Injuve, 2018. ISBN: DL: M – 22836 – 2018.
Autoras: Leire San Martín, Marta Echaves, Gloria G. Durán, Susana Blas.
Las Residencias Artísticas nacen en 2018 para facilitar el acceso a cuatro artistas o colectivos, menores de 30 años y seleccionados previa presentación de proyecto, a un espacio donde producir y exponer su pieza. Un espacio que al mismo tiempo es un lugar donde se propicia el encuentro entre los artistas, en común y con su propia obra; con profesionales del sector mediante sesiones de trabajo individualizadas y, a poder ser, con el mayor número de situaciones con las que se podrían encontrar en su carrera profesional y que trascienden la producción /exposición: desde la conceptualización e implementación de procesos de mediación en sala hasta el planteamiento de estrategias de difusión y narración de sus trabajos.
Los artistas seleccionados en esta primera edición han sido:
Álvaro Caboalles, Elisa González/Elienígena, Aida Salán (en colaboración con Cris Argüelles) y el Colectivo Austral (Laia Castells, Mariana Abrantes, Carla V. Pereyra).
Capítulo de Gloria G. Durán: Hablando de Universidad con Elisa González, Colectivo Austral, Aida Salán y Cristina Argüelles y Álvaro Caboalles.
Hablamos de camas. Elisa hace una instalación, una cama y muchos mocos. Recordé que Florine Stettheimer hizo una sola exposición en su vida y en esa exposición estaba su cama, eran los años 20 y era Nueva York. Ella concebía que su obra solo podía ser expuesta si se replicaban las condiciones de su trabajo. Su cama, blanca y con dosel, con ribetes dorados, era imprescindible para leer sus cuadros como se merecían, como la
acompañaban y como fueron creados.Elisa tarda cada día 3 horas en total en desarrollar sus ejercicios
para convivir con la enfermedad y lo quiere compartir, y para hacerlo trae su cama y los infinitos mocos que viven con ella.Son verdes, lindos, con nalgas y piernas largas, a veces llevan gafas e incluso hacen surf. Luego están los inhaladores, la medicación, los aparatos para probar la capacidad pulmonar. Puede uno entrar en su galaxia y buscar a los crepitantes, y así hacer visible una enfermedad que es completamente invisible.
La enfermedad que es la protagonista pero no llega al escándalo de la cama de Tracey Emin ni se hace tan intragable como el experimento de Djuna Barnes en How It Feels To Be Forcibly Fed, cuando la periodista se puso en la piel de las sufragistas y en una cama realizó una suerte de protoperformance.
Por eso Elisa y yo hablamos de poner el cuerpo, su cuerpo, hablamos de hacer una visibilidad más cruda, quizá, hablamos de los públicos y de los diferentes modos de llamar a unas prácticas, las colaborativas, o las socially engaged que ella practica sin titular. Hablamos de Claire Bishop, de Grant Kester, de Nato Thompson, de Jordi Claramonte, de Suzanne Lacy, de Bourriaud, de tantos autores que transitan el nuevo género de
arte público, o la participación en arte, o lo relacional, o lo contextual o lo dialógico, o la acción directa. Todo puede entrar en la cama de Elisa.