Llego de tabacalera. Hace un momento. Hace una ducha. Pasé casi todo el día allí­. Bueno, me fugué a la comida. Comí­ con Elena, comí­ gambas, y merluza y salmón y salsa de rábano. Hablamos con Alira, está en Mérida. Lisistrata. Esta en el coro de las feas de Lisistrata, en Mérida. Aunque ella dice que ella les llama las guapas, y ella es guapa. Muy guapa, hasta en el skipe. La vimos por skipe. Elena no piensa que sea guapa.
Regresé a Tabacalera. Hoy hací­amos taller. De serigrafí­a. “La inauguración”. Y hemos hecho calzones, y un par de bragas y muchas camisetas. También comí­ acelgas. Del huerto de tabacalera. Por cierto que no me despedí­ de Manu. Majete este Manu. me invitó a Acelgas. Muy ricas las acelgas del huerto de tabacalera. Muy lindas las impresiones. Perro flautas y sellete de tabacos, casi clásico. Una estrella. Eso es lo diverso. Y luego, para variar, me tomé mil cervezas, y hablé, y hablé y hablé con Lucía de la necesidad, inminente, de materializar, urgentemente, toda idea peregrina, toda, que por tu cabeza ronde. Y es por eso que aquí­, que esto es Madrid, y ahora, que son las doce y cincuenta minutos, me de a mi por escribir está absurdidad que tanto gusto me da.

chim pum.