La historia de la modernidad es una historia de conflictos y tensiones ante las que conviene adoptar una u otra postura. Este libro es, en ese sentido, de incalculable valor. Sin temor a exagerar podemos sostener que estamos ante una de las obras más importantes de la historia cultural de Occidente. Los Modi son 16 posturas eróticas dibujadas en 1524 por Giulio Romano, discí­pulo de Rafael, y concebidas para ser grabadas y distribuidas masivamente. Se trata pues de una de las primeras piezas fundamentales –rara gesta- tanto de la pornografí­a como de la epistemologí­a moderna. En el terreno de la erótica, esta pornografí­a pugnará, como hacen los cientí­ficos o los filósofos de la misma época, por la autonomí­a de sus respectivos campos. Del mismo modo que Galileo o Servet no querrán limitarse a la postura del misionero en su trabajo sobre la cosmologí­a o la fisiologí­a, las piezas de Romano y los Sonetos de Aretino, que también se recogen en este libro, son desarrollos de una “autonomí­a de lo erótico” que, junto con la autonomí­a de la ética o la de la ciencia, son fundacionales de la modernidad ilustrada. Los Modi introducen, entre otras cosas, el valor de la variación, de la diferencia, de la libre investigación y, sobretodo, representan la decidida apuesta por la autonomí­a de los discursos, cuya potencia para una sociedad abierta, flexible, y bien lubricada, es difí­cil exagerar.

Hasta entonces las representaciones gráficas de sexo explí­cito, o bien se adornaban con excusas mitológicas, como el sonado affaire entre Zeus y Leda, o bien se intelectualizaban restringiendo su distribución exclusivamente a terceros ojos bien cultivados o personal de noble extracción. Los Modi de Romano impuganrán ambas normas. El resultado será su inmediata prohibición y el encarcelamiento de Marcoantonio Raimondi, el grabador. Ante semejante tesitura y lejos de achantarse –que es una postura que puede parecer conveniente pero que acaba por producir serios calambres sociales- Aretino escribirá un “soneto lujurioso” para cada uno de los Modi celebrando jocosa y abiertamente, en cada postura, el acto sexual entre personas reales. Tras los Modi, la erótica ya no necesitará justificarse en ficciones mitológicas ni en falsas erudiciones.

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Como decía Luigi Pareyson, toda producción artí­stica consiste en “tanteo y organización”. En ese sentido, y olvidando la relevancia sociológica que ya hemos reseñado, es indudable que nos encontramos ante una propuesta gráfica y literaria de indudable valor artí­stico que Siruela ha editado impecablemente. Ana Ávila, profesora titular de Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Madrid es la maestra de ceremonias de esta cuidada edición en la que se reproducen y se estudian, con esmero zoológico digno del añorado Felix Rodriguez de la Fuente, las diferentes posturas que constituyen los Modi tanto en la primera edición de Romano como en la versión neoclásica realizada por Frédéric-MaximilienWaldeck entre 1840 y 1850.

Grande Duran