Hoy amanecí­ triste. Triste pero firme. Despistada y con ansiedad. Algo perdida. Romper disciplinas, o haberlas perdido durante ya tanto tiempo la enfrentan a una misma a su propia desdibujada regla. Como dice Vila-Matas que hace Conrad, viviré la vida como una navegación rí­o abajo. Pero es este un modo de navegación disciplinada, no en el estilo de Rousseau, esa horrible versión progress, tampoco en cualquiera que surja de afuera, el no menos horrible autoritarismo.

Conrad se adherirá a una idea mucho más antigua de la disciplina, esa que debe proceder de dentro. Es una fuerza mental, que emite nuestro propio genio del lugar, el genius loci, nosotros mismos. El hombre nos e libera dando libertad a sus impulsos y mostrándose casual e incontrolado, sino sometiendo la fuerza de su naturaleza a una idea del espí­ritu y a un proyecto dominante, a un férreo código mental que sepa cancelar su libertad más salvaje y situarle en la corriente, rí­o abajo, de una vida disciplinada y, a ser posible, gracias a los designios interiores del genio del lugar, moderadamente sublime.