Maria Llopis en el acto

El jueves pasado, el día 26 de abril, me las pasé con María Llopis y con Diana, Paula y Carmen G. Bueno Carmen G. llego a la mesa de debate. La cosa fue en la Carlos III. Quedamos a las nueve menos cuarto en la salida del metro de la Puerta de Toledo. Paula había organizado unas jornadas, “Género y Otras Cárceles”, y había invitado a María Llopis a dar una conferencia. Yo llegué un poco de casualidad porque la invitada a conformar la mesa de debate era Lurdes Fernández, de Offlimits, ella no podía y fui yo. Y como fui así­ un poco de casualidad pues pude decir lo que se me ocurrió.

María estuvo estupenda. Sin cortarse ni una cala y de buena mañana proyecto un vídeo en el que se masturbaba con el chat roulette, aunque esta no sería la palabra adecuada, no, por que cuando interactúa en el chat roulette no se masturba sino que interactúa con un otro virtual que muestra, para dar cierto acercamiento a lo real, sus trajines varios para estimular a su pareja, en este caso la Llopis. Magní­fico comienzo, silencio sepulcral, y yo que ni me fijé en la cara de los demás pues absorta estaba con el vídeo no puedo asegurar, como si me aseguro Diana, que los jóvenes allá presentes estaban mutando de color conforme el plano se acercaba más y más al coño de la protagonista.

Luego proyectó un vídeo del que no se habla en las webs del evento pero que a mi me fascinó. Era una tipa 100% Hikikomori que como reza la wiki significa literalmente “apartarse, estar recluido”, i.e., “aislamiento social agudo”. Por desgracia no recuerdo el nombre de la protagonista, aunque poco importa un nombre de alguien que tiene 26 avatares y que vive, literalmente, en ellos o a través de ellos. Rodeada de 3 o 4 pantallas pasa horas y horas ajena a un cuerpo que se le anda “fosilizando”. Fascinante decisión vital quizá no tan servil como muchas otras, dura y segura a un tiempo. Ella ahora se ha enamorado de un chica que aparecía en la pantalla, otro avatar de una otro u otro que nada por el ciberespacio desmultiplicándose. se van a casar y esperan un niño, algo fascinante la verdad, dadas las circunstancias. Pedirí­a a María que moviera más este trabajo muy bien hecho y con enormes posibles derivas antropológicas y filosóficas.

Luego hablo y luego hablamos. Y estuvo bien.

Veré si pudiera reorganizar lo que dije y lo cuelgo en la web, me basé en el anuncio de Floid, un hombre de verdad. Eso si que es escandaloso.

Jornada Género y otras cárceles